Fotógrafa
Registro la cotidianidad de mi vida y la de mi familia. Mi obra se articula en torno a la tensión entre la luz y la oscuridad, no solo como elementos compositivos, sino como metáfora de una transformación personal profunda.
La observación sostenida y el conocimiento de la incidencia de la luz natural en los distintos ambientes de mi casa, hace que mi trabajo sea una espera consciente, atenta al ritmo natural del tiempo. La observación prolongada me permite reconocer y esperar el instante preciso en que la imagen se manifiesta sin artificios.
En esta sucesión de eventos cotidianos, el agua aparece como un elemento central: no solo existe como un motivo visual, sino que también es un elemento persistente que atraviesa mi manera de habitar y de percibir, de traducir lo sensible de una situación. Funciona como refugio personal, como estado de calma y silencio interior, como metáfora de pausa. Me interesa lo que el agua sugiere: la suspensión del tiempo, la densidad de lo invisible, la transformación constante.
Existió un momento bisagra en mi vida donde mi experiencia como madre reconfiguró mi manera de mirar. Un punto de inflexión que alteró mi relación con el mundo y con la imagen. Esta experiencia de maternidad —compleja, no idealizada y atravesada por tensiones— reorganizó mis vínculos personales y tambien con la propia práctica artística. La fotografía se convirtió en un medio para representar la densidad emocional de la crianza: el encierro, el miedo, la soledad, pero también los espacios donde irrumpe la luz como posibilidad.
Mi intención no es ilustrar certezas, sino poner en imagen las ambigüedades que hacen la experiencia cotidiana. Acompaño mi proceso con la escritura de notas breves, fragmentos que emergen como respuesta a conversaciones internas.
Si bien mi obra se inscribe en lo íntimo, también incorpora una dimensión social: me interesa visibilizar la potencia creativa que puede surgir del entorno cotidiano, incluso cuando los recursos son limitados. La práctica artística depende de la capacidad de mirar con atención.
Fotografío como un gesto de pertenencia, un acto de resistencia y sensibilidad frente al paso del tiempo, una forma de estar en el mundo y encontrar en él un espacio de refugio.